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jul 17
En Porzuna (Ciudad Real) las celebraciones se realizan el domingo siguiente al jueves del Corpus Christi. Por la tarde sale la procesión acompañada por doce danzantes, lo que la distingue de otras localidades.
Por la mañana las calles donde transcurrirá la procesión se engalan con alfombras de serrín pintado, con motivos religiosos y florales. También con arcos de tela y arcos vegetales, y altares con flores, mantos, cojines bordados y algunas imágenes relativas al Santísimo. Tras la misa matinal los danzantes, acompañados de la rondalla y de numerosos vecinos dan los ‘Buenos Días’ al sacerdote en la puerta de la iglesia y posteriormente al alcalde en su casa.
Los doce danzantes visten camisa blanca, faja azul, calzón negro hasta media rodilla con las perneras bordadas, botones dorados, puntillas y lentejuelas. Las medias son de hilo blanco y las alpargatas también blancas se decoran con bordados de motivos florales. Cruzándoles el pecho llevan un mantón de Manila sujeto con alfileres, En la cabeza se atan un pañuelo de seda sobre las sienes, cayendo sobre el hombro izquierdo. Las castañuelas completan la indumentaria.
A las 7 de la tarde se celebra la misa, con la asistencia de los danzantes. Al finalizar, los doce, formados en tres filas de cuatro cada una, comienzan la danza en el interior de la iglesia, arrodillados ante el sacerdote. En el momento en que éste se dispone a salir en procesión, todos se levantan al son de castañuelas y comienzan una danza de espaldas (porque siempre deben estar de frente a la Custodia) que no terminará hasta casi dos horas más tarde, antes de que caiga el sol. La rondalla comienza a tocar un fandango, y todos los danzantes empiezan a ejecutar la danza; uno a uno se irán arrodillando ante la Custodia para seguidamente salir dando una serie de pasos sencillos formando una sola fila.
Una vez fuera, volverán a su formación inicial en tres filas de cuatro, y bailarán moviéndose hacia atrás, hasta llegar al primer altar situado en medio de la calzada, donde volverán a realizar la genuflexión uno a uno ante el Santísimo para recibir la bendición que el sacerdote imparte a todos; siempre al son de las castañuelas. A medida que se cruzan y entrecruzan entre ellos, tras cada genuflexión, los danzantes emprenden su particular marcha atrás, para quedar todos ordenados en la formación inicial, esta vez detrás del altar. Ejecutan dos tipos de movimientos; unos individuales, de rotación, que son monótonos y muy simples; y otros de trasladación, que son los que dan movilidad al grupo. Todos van con los brazos en alto, a la altura de la cabeza; dando con los pies una serie de pasos sencillos que les permiten retroceder sin dificultad. Antes de cada genuflexión, giran sobre sí mismos, para caer después sobre la rodilla que hincan en el suelo y así sucesivamente. Este ceremonial se repite una y otra vez durante todo el recorrido procesional. A lo largo del mismo se harán paradas ante todos los altares dispuestos sobre la calzada por donde transcurre la procesión.
Desde junio de 2014 está considerada fiesta de Interés Turístico Regional.
Nota: este reportaje fotográfico se realizó el 18 de junio de 2017 por el RAW Colectivo Fotográfico. La fuente del texto es la web del propio Ayuntamiento de Porzuna.
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